Rastros de Mentiras

- Maravilloso hombre mamá!!! - exclamó Isabel entrando en la alcoba de su madre que se encontraba recostada entre almohadones pues había amanecido algo indispuesta.
- Pero de quien hablas hija con tanta emoción? - pregunto la madre, intentando levantar un poco su cuerpo para escuchar con atención a su adorada hia.

- Mamá del jardinero, almorcé hoy con él, me contó cosas tan lindas, de países que ha visitado, de personajes que dice que un día fueron sus amigos, hay mamá me encanta charlar con él, me mira de una forma tan tierna...!!!
- Por dios hija es solo un jardinero, dijo la madre con dulzura y sonriendo.

- Lo sé mamita querida pero adoro esos hombres seguros que hablan tan directo, tan confiados en su inteligencia, y por qué es jardinero una persona así?, dime mamita querida por qué?.

- Me duele verle llorar Sthepan, que sucede con su vida?, - pregunto angustiado Alfonso.

- Sabes muchacho? - , respondió el jardinero – yo tuve una linda familia, era un hombre feliz y lo perdí todo por una mala mujer, tengo un hijo que no sé dónde anda, mi alma está llena de dolor.

Amo a una mujer que me cree un mal hombre…

-          Puedo ayudarle a encontrar a esa mujer si lo desea, dijo con voz entrecortada Sthepan.

-          Mejor olvidar, y tu madre? Me gustaría visitarla en su alcoba si no es mucho pedir.

-          Es mejor esperar – dijo Sthepan. Esperemos mi buen hombre y recuerde que soy su amigo halla pasado lo que sea en su vida.

- Gracias muchacho. Y el jardinero enjugo una lágrima.

 

La noche cubrió toda la mansión y la alcoba de Ana se apagó totalmente, el jardinero se escurrió entre los arboles y trepo por las enredaderas y llego hasta la ventana de cristales la cual fácilmente abrió con sus fuertes manos, dentro de la habitación anduvo a tientas hasta que llego al velador que se mantenía a media luz.

La habitación estaba a solas y Ana respiraba lentamente su rostro seguía siendo el de aquella mujer hermosa que el tiempo y la adversidad no había logrado doblegarla.

Sthepan tomo las manos finas y delicadas de Ana y las beso fuertemente. Y un gemido de dolor inmenso exclamó.

-          Ana, mi mujer adorada, mi único y gran amor, vuelve a la realidad, por ti por nuestros hijos, por el perdón que espero de tu divina alma.

-           

Parpadeo lentamente Ana logrando incorporarse lentamente sollozo apretándose fuerte contra el cuerpo del hombre.




-         -  Juan,  mi Juan de los demonios, aún siento mi corazón palpitar por ti.

 

 de repente se sintió ruido en el corredor del cuarto y Juan saltó ventana abajo cuando la puerta de la habitación se abrió y penetró en ella ...

V TEMPORADA.

El tiempo pasa muy lento en la mansión de los Laurence, Ana no ha querido volver al jardín nunca más y se ha limitado a salir solo lo necesario, teme volverse a encontrar con el jardinero o mejor dicho con Juan, su ex esposo, el amor de su vida, el padre de sus hijos el que un día partió y nunca más se supo de él, no puede odiarle por ello porque aún le ama  intensamente y mientras hay amor no puede haber odios ni venganzas, cierra los ojos y revive como una colegiala el beso de aquel día en el jardín hace exactamente 6 meses.

De repente la mano de Christopher se poso en su hombro y la aprieta fuertemente.

- Amor, debemos conversar algo importante - dice el esposo y se sienta junta a ella que lee un libro acostada en su desván.


- Pues tu dirás - exclama Ana con un hilo de voz, preocupada por el rostro de su esposo.

- Quiero hacer un viaje a África y para ello he invitado a los muchachos, quiero que disfruten de nuestra casona, de la selva, del placer de estar en contacto con la naturaleza, que me dices amor?


Ana queda pensativa, deja a un lado el libro y toma las manos de Christopher entre las suyas, queda en silencio un tiempo, luego...

- Sabes que por mí prefiero que estén todos en casa, pero nunca he interferido en los gustos de ellos, estando contigo se que estarán bien y son ellos quienes deben decidir.

- Pues ya he conversado con ellos y han dicho que les encanta la idea, pero solo irían si tu lo decides, piensan que aún necesitas atención, pero les he dicho que estando Sthepan a cargo de todo en casa nada te faltará, confío en él.

- Pues claro, claro. dijo Ana en un hilo de voz, y agacho la cabeza.

-  Arriba amor, solo serán 8 semanas y estaremos de vuelta para el invierno.

La beso dulcemente mientras Ana cerraba los ojos fuertemente quería olvidar un beso dado hacia algún tiempo y apretó más aún sus ojos para no gritar el nombre del amor de su vida.

- Nooooooo, no puede ser, nooooooo!!!!

Es un alarido de dolor infinito que sale de la garganta de Ana, la cual cae desmayada al piso.
Entre los gritos de Juan llega la servidumbre que rápidamente llaman al médico de la familia.

El telegrama ha caido al piso y con el todo el dolor infinito de los dos. Se sienten culpables, por haber traicionado a Christopher en su ausencia, pero son cosas del amor, del pasado, de las trampas que la vida nos pone en el camino de los rastros de mentiras.